Displasia de cadera perro

La displasia de cadera es una deformación de la cadera que se produce durante el crecimiento. La articulación de la cadera es una articulación esférica. Durante el crecimiento, tanto la bola (la cabeza del fémur, o hueso del muslo) como la cavidad de la pelvis (acetábulo) deben crecer a la misma velocidad.

En la displasia de cadera, este crecimiento uniforme durante la etapa de cachorro no se produce. El resultado es la laxitud (flojedad) de la articulación, seguida de la enfermedad articular degenerativa (DJD) o la osteoartritis (OA), que es el intento del cuerpo de estabilizar la articulación floja de la cadera.

El grado de cojera que se produce depende de la extensión de estos cambios artríticos y puede no estar correlacionado con el aspecto de la articulación de la cadera en las radiografías. Algunas mascotas con signos significativos de displasia de cadera u osteoartritis en las radiografías pueden no mostrar ningún signo clínico, mientras que otras con cambios mínimos pueden experimentar dolor y cojera graves.

La displasia de cadera es una enfermedad genética que se ve afectada por factores como la dieta, el entorno, el ejercicio, el ritmo de crecimiento, la masa muscular y las hormonas. Dado que esta enfermedad se observa con mayor frecuencia en perros de razas grandes (generalmente de más de 22 kg o 50 lbs), estos cachorros deben mantenerse en un peso normal y magro durante el crecimiento, en lugar de alimentarlos en exceso y animarlos a crecer “en grande”.

Prótesis total de cadera en perros

En los perros, la displasia de cadera es una formación anormal de la cavidad de la cadera que, en su forma más severa, puede llegar a causar cojera y artritis de las articulaciones. Es un rasgo genético (poligénico) que se ve afectado por factores ambientales. Es común en muchas razas de perros, sobre todo en las más grandes, y es la causa más común de artritis de las caderas[1].

Durante el crecimiento, tanto la bola (la cabeza del fémur, o hueso del muslo) como la cavidad de la pelvis (acetábulo) deben crecer a la misma velocidad. En la displasia de cadera, este crecimiento uniforme durante la etapa de cachorro no se produce. El resultado es la laxitud (flojedad) de la articulación, seguida de la enfermedad articular degenerativa (DJD) o la osteoartritis (OA), que es el intento del cuerpo de estabilizar la articulación floja de la cadera[2].

En la anatomía normal de la articulación de la cadera, el extremo casi esférico de la cabeza del fémur (el caput, o caput ossis femoris) encaja en el acetábulo (una cavidad cóncava situada en la pelvis). Las superficies óseas de la cabeza del fémur y del acetábulo están cubiertas por cartílago. Mientras que los huesos proporcionan la fuerza necesaria para soportar el peso del cuerpo, el cartílago asegura un ajuste suave y un amplio rango de movimiento. La función normal de la cadera puede verse afectada por condiciones congénitas como la displasia, los traumatismos y por enfermedades adquiridas como la artrosis y la artritis reumatoide.

Caderas ofa

La palabra “displasia” significa “anormalidad del desarrollo”. La displasia de cadera es una afección genética canina en la que existe una tendencia al desarrollo de laxitud de la cadera en las primeras etapas de la vida. La displasia de cadera no es congénita porque los perros afectados nacen con caderas morfológicamente normales. Los tejidos blandos (ligamentos y cápsula articular) que normalmente estabilizan la articulación de la cadera se aflojan en las primeras semanas de vida. La consecuencia de esta laxitud es que la articulación de la cadera, normalmente muy congruente, se vuelve mucho menos congruente. La bola se aplana y se deforma y la cavidad adquiere forma de platillo. Todos los perros con displasia de cadera desarrollan una artrosis secundaria de la articulación afectada. La gran mayoría de los perros afectados tienen displasia de ambas caderas.

Esta afección es principalmente de causa genética, aunque los factores ambientales, como la obesidad durante la etapa de cachorro, pueden influir en que un animal con los genes que codifican la displasia de cadera desarrolle un problema clínico. Según las estimaciones actuales, más de cien genes codifican la displasia de cadera. Es importante reconocer que los factores ambientales no pueden causar la displasia de cadera, aunque pueden influir en que un animal con los genes que codifican la displasia de cadera desarrolle un problema clínico. No hay pruebas que apoyen el concepto de que el ejercicio excesivo durante la etapa de cachorro pueda contribuir al desarrollo de la displasia de cadera.

Sentarse con un cachorro

La displasia de cadera del perro, también llamada displasia de cadera canina (CHD), es una dolencia crónica de la cadera que afecta a perros de todas las edades. Cuando la mayoría de los propietarios de mascotas piensan en problemas de cadera, se imaginan a perros grandes y maduros luchando por salir de sus camas. Sin embargo, esto no siempre es así: incluso los perros jóvenes llenos de energía pueden ser diagnosticados con esta enfermedad. Aunque la displasia de cadera del perro es más común en los perros adultos de razas grandes, también puede afectar a las razas pequeñas y medianas y a los cachorros de tan sólo cinco meses de edad.

La displasia de cadera en perros es una malformación de la articulación de la cadera. Cuando las piezas de la articulación (la rótula y la cavidad) no encajan con normalidad, los huesos se rozan dolorosamente y la articulación de la cadera se vuelve inestable. Con el tiempo se produce una pérdida de cartílago y la enfermedad puede provocar dolor crónico o cojera y causar una enfermedad articular degenerativa a largo plazo (artrosis).

Aunque un cachorro puede nacer con unas caderas que parecen normales, a medida que crece rápidamente, las caderas pueden desarrollarse de forma que la bola quede suelta en la articulación. Si su cachorro experimenta alguno de los síntomas que se comentan a continuación, consulte con su veterinario para determinar si es necesario realizar más pruebas.

Por Sofía Salome

Hola mundo, soy Sofía Salomé copywriter de Damboats.es